Domingo 24 de junio: Gran quest
Atención, Ciudadanos y Soldados del Ejército, el comandante Athonidas ha sido secuestrado y precisaremos de su ayuda:
Finalmente la cadena cedió y se salió de la pared en la cuál estaba asegurada. Con la mano que tenía libre forcejeó otro largo rato la cadena que atrapaba su otra mano, hasta que también pudo liberarla. El dolor de las muñecas no era nada comparado con las heridas que le habían infligido, por lo que trató de no pensar en ello. Ahora lo que obstaculizaba su salida era la gran puerta de hierro, pero eso no sería problema: se las había arreglado para robarle la llave al guardia que le llevaba un apestoso trozo de pan todas las noches.
Con el mayor sigilo posible, introdujo la llave y salió de su celda. El guardia estaba dormido en su silla con varias botellas de vino vacías sobre la mesa, «bueno, algo de suerte al fin», pensó. Salió por la puerta del calabozo y se escabulló entre unos arbustos de la lúgubre ciudad. Era de noche y el frío le helaba los huesos, estaba casi desnudo y lleno de golpes y moretones. Busco entre los edificios el lugar donde tenían las palomas mensajeras. La puerta estaba cerrada con llave, pero pudo entrar por una ventana trasera.
No había palomas allí, eran decenas de cuervos. Escribió el mensaje como pudo, le temblaban las manos, y se lo ató en la pata al cuervo más cercano. Lo sacó por la ventana y el cuervo levantó vuelo en dirección al norte «De prisa, por favor…». Sintió que se desvanecía del dolor y se sentó en el suelo unos segundos. De haber estado más lúcido habría escuchado los pasos en el exterior. Con un poderoso hechizo, una pared del edificio estalló en pedazos y por el hueco entraron 3 hombres, entre ellos Nagork.
– Muy astuto Comandante, pero tus amigos no podrán salvarte. Todo está listo, ya no nos eres de utilidad…
Enterate más en http://bit.ly/M0Kdem
Informacion: