Características de la clase Maestros de la naturaleza y domadores de bestias. Son seres rodeados de una mística y poder característico. Por antiquísimas tradiciones, ritos y cultos, basados en un don sobrenatural para comprender el equilibrio de la naturaleza, son capaces de manipular los elementos a su voluntad, en su defensa y en defensa del orden natural. Su aptitud para comprender la lengua de las bestias y criaturas, y con ella encantarlas, los convierte en la clase con mayor habilidad para domar. En su ayuda acuden desde lobos y tigres, hasta poderosas fuerzas de los elementos, pues son extrañas las criaturas cuyos corazones se resisten a sus encantos. Si la furia de las bestias no es un motivo suficiente para temerles, deberás saber que hay más detrás de estos magos de la naturaleza. Con un poder mental comparable al de los bardos y clérigos, entienden y conjuran a su modo los mismos conjuros de destrucción, sanación, y por su puesto, invocación de elementales. Si te aventuras en un bosque, podrás escuchar las melodías místicas que brotan de sus flautas mágicas, que hacen danzar a los árboles y apaciguan a las bestias, pero también incrementan el poder sus hechizos y los hace capaces de conjurar la resurrección. Poseen también una resistencia física mayor a la de los magos y equiparable a la de los asesinos, bandidos, bardos y clérigos. Ahora bien, en su naturalismo desechan y rechazan la mayor parte de los artificios, por lo que no portan escudos y visten con autoridad y poder cabezas de bestias renuentes, que prefieren según ellos, antes que a los pesados y molestos cascos metálicos. Es de esperarse que por su casi inalterable vocación para las bestias, la naturaleza y la magia, en lo que pasan la mayor parte del día, sus habilidades físicas para el combate cuerpo a cuerpo se vean un tanto reducidas, con una agilidad y evasión solamente superior a la del hechicero. La fuerza con la que empuñan la limitada variedad de armas tampoco es muy considerable, siendo ligeramente inferior a la del bardo. Si no están mimetizados con la naturaleza, los reconocerás fácilmente por sus típicas ropas. Y si alguna vez te topas con uno en un bosque, ten cuidado, no es recomendable molestarlos, pues hasta los árboles están de su lado. Historia de la clase Su comienzo es en verdad incierto, pues muchos aún se debaten, aunque entre ellos una versión prevalece entre todas. Se dijo muchas veces que druidas los hubo desde antes que los primeros hábiles fueran inculcados en el arte de la magia, viviendo entre las bestias y criaturas y aprendiendo de forma casi mágica sus lenguas. Algunos sostienen que su vocación fue innata, pero otros sospechan que fueron enseñados por entes misteriosos que los guiaron en sus primeros pasos. Sea como fuere, se dice que por medio de la naturaleza y sus fuerzas místicas, estos padres de los druidas, llegaron al secreto de la magia, pues una sola es la magia aunque se la entienda y maneje de distintas formas. Así, y aunque otros tantos sostengan que primeros fueron magos y luego se abocaron a las fuerzas de la naturaleza, es indudable que complementaron sus conocimientos y prosperaron en estudios y en sabiduría. Aún hoy relatan entre ellos las leyendas de los Cinco Mentores, Maestros de los Fuegos, las Aguas, la Tierra y los Vientos. A ninguno se lo menciona en vano, pero en especial al quinto, que cuando se pronuncia su nombre, las bocas suelen callar, ya que pocos de él conocen, y sus artes son restringidas: el Maestro de la Nigromancia. En estos tiempos primitivos se formaron tribus y sectas alrededor de estos maestros, y los conocimientos crecieron tal vez tanto como su número. Aunque vivían en zonas extrañas y no acostumbraban vagar mucho por las ciudades su fama se hizo grande cuando el mundo llamó a la guerra por primera vez y las tropas de Morgolock se enfrentaron en una épica batalla contra las hordas del Demonio. En estas épocas, los Cinco Mentores lucharon con fervor y sus proezas aún se oyen, aunque luego de la victoria marcharon en silencio, y pocas veces volvieron a ser vistos. Así, los conocimientos, leyendas y costumbres pasaron de generación en generación hasta nuestros días por medio de estrictas pruebas de valentía, inteligencia y vocación, y es por eso que son merecedores del nombre de los que hoy, siguen su camino. Habilidades de la clase Como se ha mencionado anteriormente, poseen un gran poder mental y una constitución física comparable al de los bardos y clérigos. Además, son los únicos capaces de emplear con gracia y belleza la música de sus flautas mágicas para conjurar determinados sortilegios y potenciar otros. Con este singular instrumento, pueden llegar a invocar elementales y criaturas fieles a la naturaleza tales como a los lobos, utilizando un menor gasto de energía espiritual. Relación con las aventuras Rodeados de un gran misticismo, andan por aquí y por allá y no suelen frecuentar demasiado las ciudades, recurriendo a éstas solo por necesidades impostergables o visitas esporádicas. Si bien poseen dominios específicos, en muchas ocasiones se embarcan en aventuras sin rumbo, que les pueden demorar muchísimo tiempo; tal vez. Más de lo que cualquier otro aventurero estaría dispuesto a soportar, pues ellos encuentran comodidad en casi cualquier suelo que caminan y compañía en casi cualquier criatura que los rodee, por lo que sus expediciones suelen ser la mayor parte de las veces, solitarias. Ahora bien, la tarea de generalizarlos se vuelve en extremo difícil, pues en su interior arden bestias y elementos distintos, habiéndolos desde alegres y pacíficos como los pájaros, hasta hostiles y amenazadores como los osos, con la calma de los estanques y furia de los volcanes. Muchos le huyen a las sociedades, mientras que otros tantos se hacen conocidos y grandes muchedumbres se reúnen cuando uno arriba a un poblado. Por eso, aunque son extraños, forman parte de muchas aventuras, al menos en parte, como fieles compañeros o sabios consejeros que jamás faltarán en grandes ocasiones, aquellas en las que la suerte de muchos se decida. Alineamiento habitual Los druidas no poseen un «ideal» especifico, son los protectores de la naturaleza. Pueden colaborar en causas que involucren la protección de la naturaleza, o en su situación adversa, campañas contra oscuros señores que atentan contra sus sagrados territorios. Es así que podemos encontrar druidas gentiles que ayudan a los viajeros perdidos en sus bosques, u otros oscuros y huraños que atacarán a cualquier persona que vean como «invasor» de sus tierras. Raza más común Debido a la estrecha relación que tienen los druidas con su tipo de «magia», el requerimiento indispensable de éstos es la inteligencia. Su poder espiritual será lo que determine su capacidad a la hora de conjurar sus artilugios e invocar seres que acudan en su ayuda. Pero el carisma también les es útil, ya que poseen la rara característica de dominar la lengua de las bestias y aves, por lo cual pueden convencerlos para que viajen a su lado y los ayuden a combatir a los enemigos de la naturaleza. Estas dos características hacen que las razas más aptas sean los gnomos y los elfos, seres que poseen una estrecha relación con la naturaleza y los animales, y llevan en ellos un poder mágico innato. No será raro ver humanos intentando ser uno con la naturaleza, pero su corta amplitud mental les impedirá explotar las habilidades de los sortilegios más avanzados. Clases en la Sociedad La llegada de un Druida es tema de murmuros y preguntas en las grandes ciudades, ya que pocas veces se los ha visto por allí, sabiendo que su vida radica en el contacto con la naturaleza… Son pocas aquellas personas que deciden acercarse a esta extraña clase, debido a que no conocen las intensiones del Druida en plena Ciudad. Algunos son recompensados a menudo con comida y agua, por sus hermosas melodías, hasta incluso han llegado a adquirir monedas de oro, por tan sólo narrar algunos hechos ocurridos en los Bosques, donde nadie, como ellos, lo conocen a la perfección. Son muy diversas las opiniones sobre esta clase, pero siempre se las ingenian para sacar un beneficio propio, a costa de su bondad. |
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